viernes, 5 de febrero de 2010

YESENIA ROMERO VIVE EN NUESTRO CORAZON

Como nunca me veo en la obligación de expresar mis ideas por escrito –ya que no podría hacerlo verbalmente debido a que mi voz de inmediato se quebrantaría por el profundo dolor causado por la repentina muerte de Yesenia- una noble chica a la cual conocí hace cerca de un año. Y es que un buen día llegó a mi domicilio –frente a la UNJFSC- acompañada de dos adolescentes más y de mi hijo Hans. Ellos como estudiantes del CPU de la Faustino se entusiasmaban por cruzar la vereda y entrar a mi morada para ingresar al internet. Allí pude ver cómo bajaban música de Ares y otros enlaces así como buscaban información en la web y chateaban. Yesenia era una chica de mirada noble y siempre tenía una dulce sonrisa a flor de labios. Era evidente su felicidad y notoria su educación y buenos modales además de tener “buena vibra”. El respeto y consideración hacia los demás la hacía ser distinta de otros muchachos y chicas de su edad. Tenía en su semblante una nobleza excepcional e irradiaba simpatía a raudales. En cada lugar en la que la veía se hacía notoria su sonrisa viva, dinámica y, por supuesto espontánea. Ingresó a la UNJFSC a la Escuela de Enfermería en el mes de Setiembre 2009 y dada su dedicación al estudio dejamos de verla en la primera semana de Diciembre último con la promesa de volver en la primera semana de Febrero cuando concluyera el presente ciclo y ahí sí otra vez vendría a departir con nosotros durante sus vacaciones. Pero, ello se truncó y no se dará jamás porque el destino lo quiso así y porque los designios de Dios Todopoderoso son realmente duros.
Su partida a la cortísima edad de 17 años nos deja un sinsabor profundo pensando y cavilando en que sería si pudiéramos retroceder el reloj del tiempo aunque sea por unos veinte días. Cuánto de dolor y sufrimiento nos ahorraríamos con su tristísima despedida. Y es que estando en su lecho de enferma ya sufría muchísimo y Dios quiso recogerla para librarla de una vez por todas no sólo de su dolor físico sino también de la cruenta insensibilidad de las autoridades regionales, municipales y universitarias que se dejaron sentir –a leguas- en este caso.
En efecto, la UNJFSC no impulsó un apoyo decidido desde LA CABEZA, esto es, el Presidente de la Comisión de Orden y Gestión de la UNJFSC que asume las funciones de Rector. Roberto Coayla evidenció su desinterés por la salud y la vida de esta noble chica. No es posible que en la UNSACA existiendo un Departamento de Asistencia Social sólo se dedique a buscar mejoras en los señores catedráticos. La labor social también debe comprender a los estudiantes porque éstos según la Ley Universitaria Nº 23733 FORMAN PARTE DE LA COMUNIDAD UNIVERSITARIA. Pero, Coayla nada de nada.
¿Quien asume la responsabilidad de estos trágicos hechos considerando que ello ha ocurrido en una práctica de clases donde el docente asume la conducción, dirección y también la responsabilidad de lo que hagan las estudiantes todas aún adolescentes menores de edad?. Aún más de muy buena fuente nos hemos enterado que en el año 2007 sucedió una explosión algo menor que afectó a tres estudiantes de Enfermería una de las cuales vio afectado su sentido de la visión recibiendo tratamiento médico oftalmológico por casi medio año.
Acaso han esperado que las cosas se repitieran con las consecuencias que todos conocemos? ¿es necesario sacrificar la vida de la jovial Yesenia para entender que hay que tener mucho cuidado en las prácticas de laboratorio?. Es incomprensible que nunca llegó la respuesta de sensibilidad social de las autoridades regionales y locales pese a tratarse de un ser humano, una estudiante universitaria con un futuro académico promisorio para su familia y digno ejemplo de vida, pero lamentablemente las autoridades sólo se preocupan en las obras de infraestructura donde reciben el 10% del costo –al que burdamente le llaman el porcentaje de “ley”- mostrando ningún interés por el beneficio de las personas que más lo necesitan y que forma parte de sus deberes funcionales.
Creo, firmemente, que Roberto Coayla debe mejor dar un paso al costado en la conducción de la UNJFSC por no tener capacidad mucho menos sensibilidad humana. La vida de Yesenia se apagó por la INSENSIBILIDAD DE NUESTRAS AUTORIDADES. Recordémoslo siempre. La participación de quienes la estimamos y queríamos en las diferentes actividades benéficas como la panchada y chuletada veíamos que la recaudación llegaba sol a sol como si la vida de tan noble chica no importara. Se requería urgente un apoyo a nivel macro –como la UNJFSC de la cual era aplicada alumna-, del mismo Gobierno Regional de Lima donde existe una Gerencia de Desarrollo Social y de las Municipalidades que tienen como función propender al bienestar de los vecinos. Pero nada de nada. Nuestras autoridades estaban pensando en sus asuntos personales desechando la valiosa vida de la noble Yesenia.
Ahora que ya partió nos deja un dolor tan profundo en el alma que nos deprime, nos entristece el corazón y nos abate por completo. Ya nunca más veremos su linda sonrisa que con tan sólo verla nos alegraba la vida, su felicidad ya no estará más junto a nosotros. Esa sonrisa que quedará perennizada en las diversas fotografías que guardamos en nuestra computadora como muestra de su nobleza y de sus ganas de vivir y de salir adelante. Ya no la tendremos nunca más entre nosotros, ya no podremos gozar de sus ocurrencias ni de su risita que nos deleitaba. Sólo nos deja lágrimas, tristeza y un profundo dolor causados absurdamente por un apoyo institucional que nunca llegó. Y ese desgarrador dolor nos cala el alma…

YESENIA UN ANGELITO

UNA SONRISA DE SORPRESA

YESENIA EN LA PLENITUD DE SU VIDA

YESENIA DESCANSA EN PAZ

YESENIA ROMERO